Si bien la primera área protegida del mundo se estableció en Estados Unidos en el año 1872, el Parque Nacional de Yellowstone, Argentina fue el segundo país en fundar estos sitios de interés y protección.
La historia de los Parques Nacionales en el territorio argentino se remonta unos casi cien años atrás, a principios del siglo XX, cuando aún el país estaba consolidándose como tal. Surge así la figura del Perito Francisco Moreno, quien recibe tierras patagónicas por parte del Estado gracias a su intervención en los conflictos fronterizos con el país vecino, Chile.
Moreno dona estas tierras con el objetivo de establecer en las mismas el primer Parque Nacional del país, el Parque Nacional del Sud (hoy llamado Nahuel Huapi), ubicado en la actual ciudad de Bariloche.
A pesar de que la ley de Parque Nacionales “declara Parque Nacional o Reserva a aquel territorio que por su belleza o interés científico debe ser conservado para su uso y goce” en sus inicios el objetivo de estas primeras áreas protegidas fue muy diferente: establecer un parque de jerarquía nacional aseguraba el asentamiento de población blanca, lo cual ayudaba no solo a la consolidación de la frontera sino también al desplazamiento de los pueblos originarios. Así, esta primera etapa de los Parques Nacionales consistió en el dominio del territorio en miras a lo que los hombres blancos denominaron la conformación de la ciudadanía nacional; es decir, una especia de colonialismo interno.
La segunda etapa de este proceso comienza en la década del ´30, cuando se desarrollan organismos específicos y se promulga la ley 12.103 de Parques Nacionales. Surge entonces de la mano de Exequiel Bustillo la Comisión de Parques Nacionales (1933), que un año más tarde pasaría a ser la Dirección de Parques Nacionales (1934). Es Exequiel quien encarga a su hermano Alejandro la construcción del centro cívico barilochense y el emblemático hotel Llao Llao, pasando a conformarse lo que él denomina en su libro “El despertar de Bariloche”. Los hermanos Bustillo buscaban darle un tinte turístico al mejor estilo centroeuropeo al pueblo maderero y agropecuario que por entonces era Bariloche. Las condiciones climáticas y los paisajes tan similares al estilo alpino europeo fueron un facilitador de estas ideas. De esta forma el pueblo de Bariloche fue mutando no solo su actividad económica sino también su estética, al declararse una normativa urbana que consistía en la construcción de casas estilo alpino, tal como podemos ver en el presente.
En 1928 se delimita el Parque Nacional Iguazú con la fundación de una colonia militar. A diferencia del Parque Nacional del Sud este no recibió demasiada atención ya que su clima tropical remitía más a Centroamérica y no a Europa, no estaba en los planes de Argentina esto, las aspiraciones estaban puestas siempre mirando hacia el oceáno, buscando parecerse al viejo continente.
Tras esta institucionalización siguen surgiendo a lo largo y ancho del territorio otras Áreas Protegidas, en su mayoría en zonas fronterizas, Parque Nacional Lanín, Los Alerces, Los Glaciares.
En la década del ´50 tras las conquistas laborales y el desarrollo de un turismo más masivo comienzan tímidamente a surgir las visitas a algunos de los Parques más emblemáticos, pero no es hasta la década del ´60 cuando surge el turismo de naturaleza que Áreas Protegidas y Turismo estrecharán lazos que perdurarán hasta hoy.
En la actualidad la Administración de Parques Nacionales trabaja conjuntamente con el Ministerio de Turismo para lograr no solo el aprovechamiento turístico de estos espacios a través de servicios y accesibilidad sino también para que el turismo aporte recursos económicos que faciliten las actividades de cuidado y de investigación científica que se realizan. Porque más allá del turismo no debemos olvidar el fin de conservar y proteger para las generaciones futuras este patrimonio natural y cultural único que las Áreas Protegidas significan.
Marcela Navarro
Lic. en Turismo
Estudiante de la MGTS de UCI
Asistente del ITSALyC
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