Lo cierto es que vivimos en una sociedad de consumo, aglomerados en ciudades, verticalizados en varios sentidos, criados de una manera bastante determinante, en la que no nos enseñan mucho a cuestionar si no a acatar, en la que la tele es la protagonista de la casa, de los eventos sociales, de los momentos familiares más íntimos como las comidas... la mayor y mejor generadora de opinión en la que todo el tiempo se fomenta ... el consumo (y ahora la sensación de inseguridad pero que no viene al caso de este artículo). Y la comodidad, por supuesto, ya que el modo de vida citadino coarta alternativas de elección de productos locales, para morir en los supermercados abarrotados de productos y personas, donde para comprar 2 cosas uno entra y termina saliendo con 50 y habiendo hecho 15 minutos de cola (mínimo) para pagar por cosas... que en su mayor parte no eran necesarias. A quién no le pasó? que arroje la primera piedra... ah! y por supuesto uno paga 3 veces más que en un mercado de barrio (o ahora, en el "chino" de la vuelta), pero compró con seguridad de calidad, respaldo de cadena de frío y además pudo pasear y hablar con una cajera que entendía lo que decía y me respondía amablemente y con palabras claras.
Hay muchos temas relacionados para abordar, desde "el capital" hasta las políticas de estado, pero este artículo se trata de algo muchísimo más fácil, pero a la vez más transformador y profundo, porque es personal y depende pura y exclusivamente de la voluntad. El poder que se encuentra en cada decisión que cada uno toma en cada día de su vida.
Cada decisión encierra una increíble cadena de efectos, de diversas categorías, impactos y magnitudes. Pero efectos al fin, que trascienden en mayor o menor medida... en nosotros mismos, en los otros, en el planeta. Desde las reacciones que pueden generar en nuestra piel la utilización de productos químicos o naturales, según la crema que usemos, hasta el productor explotado o envenenado con pesticidas, cuya producción va a la planta que posee el activo que es aislado en el laboratorio que se utiliza en la producción de esa crema, o el productor autogestionado que siembra y cosecha en armonía con la naturaleza y produce la planta cuyo aceite esencial será extraído y utilizado en los productos naturales. Desde la empresa de exportaciones que coimea para ingresar o sacar sus productos hasta los trabajadores explotados, los menores de edad hacinados esclavizados en Malasia, de los productos que compramos al menor precio posible en Once o la Salada, ya sea ropa, zapatillas, cotillón para los cumpleaños, adornos, regalos, juguetes... y por supuesto comida, como enlatados. Hay tantas repercusiones en la elección simple de qué lata de atún comprar... habrán matado 3 delfines para que pueda comerme esta sola latita? seguramente... SON DEMASIADAS LAS COSAS QUE NO TENEMOS EN CUENTA A LA HORA DE CONSUMIR. Es nuestra y sólo nuestra la responsabilidad por las cosas que consumimos, y ella repercuten en... ni más ni menos, el mercado (entre otras cientos de cosas).
Otra cosa ineludible en el modelo de consumo de supermercado son los desechos, que están representados por las bolsas, envoltorios, y plásticos varios que traen la mayoría de los productos que se encuentran o compran en el gran y homogéneo espacio. Totalmente innecesarios, por supuesto. (Acá está la responsabilidad individual, de llevar sus bolsas/cajas/carritos y/o morrales reutilizables. Y de decir que NO cuando nos quieren dar bolsas...)
Bueno, hasta acá va todo bastante bien, ahora... cómo sé qué grupo explotado hay detrás de cada producto de la góndola? es imposible de averiguar absolutamente todo, por lo tanto, lo que uno debería tratar de hacer es decidir qué tipo de consumo quiere, en primera instancia, si el de supermercado, con decenas de intermediarios a los que también les termina pagando el consumidor final, o un consumo más directo hacia el productor/proveedor. Y no hace falta viajar al conurbano o recorrer enormes distancias y perder un precioso tiempo (y combustible). Hoy por hoy, la globalización que nos aplasta en tantos aspectos, se puede utilizar también para buscar estas alternativas más... auténticas, naturales, sanas, baratas, etc. Hay muchos grupos y cooperativas de consumo, a los que se puede encargar desde canastas de verduras y frutas libres de agroquímicos de productores organizados, hasta productos de librería de organizaciones sociales. Sólo por mencionar 2 rubros. Y también se pueden adquirir cientos de productos , de todos los rubros, directamente a productores de la economía social, también, o a emprendimientos que reúnen a varias iniciativas y se encargan de la logística de la comercialización, o a otros como Utopi'o que no sólo nuclea a varios de estos emprendedores si no que además, contribuye con un porcentaje de las ventas a apoyar la conservación de bosque nativo.
La mayoría de las personas que no se plantea esta otra manera de consumir, más conscientemente, no sabe lo fácil que es este cambio. Porque tampoco se trata de ser fundamentalista ni de generar fanatismos, llegar a basura cero sería buenísimo, pero ninguno de estos cambios se puede dar de la noche a la mañana. Tan sólo es suficiente muchas veces con empezar a cuestionarse las motivaciones o repreguntarse sobre las elecciones. Lo que es cierto es que inexorablemente este tipo de decisiones terminan conformando estilos o filosofías de vida, ya que si uno empieza a cuestionarse sobre ciertas cosas, después puede costar seleccionar qué cuestionarse y qué no, deviniendo en paulatinas modificaciones de hábitos, formas de relacionarse, selección de actividades... y no solamente en el tema del consumo de bienes y servicios. Y es usual que todos los cambios que se dan cuando uno empieza a cuestionarse, a actuar más a consciencia, son todas modificaciones positivas, que suelen hacer bien a la persona, a la familia, al planeta... y en general estas no son decisiones que requieran dinero, si no tiempo y ganas, y por el contrario, terminen generando ahorros. Pero la naturaleza del ser humano es tan resistente a los cambios...
Acá dejamos algunos consejos para comenzar a ser responsable o consciente a la hora de consumir:
1) Elegir comprar a productor / emprendedor / organización social / emprendimiento familiar. O al menos, elegir productos lo más locales posibles. Eso no sólo favorece a las personas si no también implica menos huella de carbono de los productos por tener menos transporte.
2) Elegir productos reciclados / con materiales reutilizables / que no contengan metales pesados, pilas ni demasiados envoltorios.
3) Llevar siempre bolsas de tela o reutilizables encima por las dudas, y evitar que nos den bolsas plásticas en cualquier compra que hagamos.
4) Elegir comprar electrodomésticos eficientes. Son más caros pero rendirán más, haciendo mejor a la larga a nuestro bolsillo y al planeta.
5) Nunca utilizar materiales descartables. Seleccionar siempre materiales que se reutilicen (vasos, platos, cubiertos, especialmente)
6) Cuando sea posible, evitar el consumo de combustible fósil. Tratar de viajar en transporte público o en bicicleta.
7) Cuidar el agua, la energía eléctrica, el gas.
8) Plantar árboles cuando y donde se pueda. Preferir plantas nativas a la hora de plantar (éstas serán más eficientes y favorecerán la biodiversidad del lugar atrayendo aves y mariposas)
9) Reciclar lo más posible, y lo que no se pueda hacer uno mismo juntarlo para quien pueda (tetra pack, botellas, papel, PET)
10) Seguir las 5 "R": reducir, reutilizar, reciclar, reparar y rechazar
Dejamos un link con una guía muy completa con consejos mucho más explayados y útiles, para quien le interese...
1) Elegir comprar a productor / emprendedor / organización social / emprendimiento familiar. O al menos, elegir productos lo más locales posibles. Eso no sólo favorece a las personas si no también implica menos huella de carbono de los productos por tener menos transporte.
2) Elegir productos reciclados / con materiales reutilizables / que no contengan metales pesados, pilas ni demasiados envoltorios.
3) Llevar siempre bolsas de tela o reutilizables encima por las dudas, y evitar que nos den bolsas plásticas en cualquier compra que hagamos.
4) Elegir comprar electrodomésticos eficientes. Son más caros pero rendirán más, haciendo mejor a la larga a nuestro bolsillo y al planeta.
5) Nunca utilizar materiales descartables. Seleccionar siempre materiales que se reutilicen (vasos, platos, cubiertos, especialmente)
6) Cuando sea posible, evitar el consumo de combustible fósil. Tratar de viajar en transporte público o en bicicleta.
7) Cuidar el agua, la energía eléctrica, el gas.
8) Plantar árboles cuando y donde se pueda. Preferir plantas nativas a la hora de plantar (éstas serán más eficientes y favorecerán la biodiversidad del lugar atrayendo aves y mariposas)
9) Reciclar lo más posible, y lo que no se pueda hacer uno mismo juntarlo para quien pueda (tetra pack, botellas, papel, PET)
10) Seguir las 5 "R": reducir, reutilizar, reciclar, reparar y rechazar
Dejamos un link con una guía muy completa con consejos mucho más explayados y útiles, para quien le interese...
Salud!
Guadalupe Carbó, Lic. en Cs. Biológicas con especialidad en Ecología de la UBA,
miembro de Plan21 y coordinadora de Utopi'o, la iniciativa de comercio justo y conservación de bosque nativo de Plan21.
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