lunes, 2 de marzo de 2015

Epecuén: el pueblo que emerge


A principios del siglo XX, Epecuén, ubicada a 570 km de la ciudad de Buenos Aires, era sinónimo de turismo en la provincia. Lejos estaba el auge del turismo social impulsado por Perón en la década del ´50, en ese entonces aún la actividad turística era lugar de unos pocos agraciados. Epecuén Ville era el reducto saludable y termal de la elite porteña.

La creación de la villa turística data de la década de 1920. El ferrocarril Oeste (hoy Sarmiento) era la principal vía (en ambos sentidos) por la que llegaban los visitantes desde Buenos Aires. El lago Epecuén altamente salino posicionaba a la villa turística en un plano terapéutico excepcional. Fue el refugio de miles de abuelos que buscaban alivio para los problemas de salud y el de cientos de judíos que la eligieron y adoptaron como lugar de veraneo por las similitudes de las propiedades del agua con las del Mar Muerto.

Eran 280 establecimientos, con más de 5000 plazas, entre hospedajes, pensiones y hoteles. Entre 1950 a 1970 el balneario de la Belle Époque se transformó (como otros destinos turísticos del país) en un paisaje social peronista con el desembarco de los hoteles sindicales. El promedio de turistas que arribaban de noviembre a marzo era de 25 mil.

En 1975, el gobierno provincial construyó el canal Ameghino, una obra de ingeniería que conectaba varias cuencas y regulaba el caudal de agua de todas las lagunas de la región alimentadas por el río Salado. Con este sistema ninguna se secaría y no había riesgo de inundación. 

El nivel del agua del lago Epecuén venía en constante aumento desde 1980 debido a la gran cantidad de lluvias. 

Otra fue la historia que comenzó a escribirse el 10 de noviembre de 1985, no ya de progreso y alegría para el pueblo de Epecuén, sino de tristeza y desolación: el terraplén de piedra y tierra que separaba la ciudad del lago cayó debido a una gran sudestada y el agua inundó gran parte de la localidad. El nivel de agua creció un centímetro por hora y dos semanas después ya había 2 metros de agua. Los pobladores, resignados, tuvieron que abandonar su lugar, su tierra.

Para 1986, el pueblo estaba 4 metros bajo el agua, llegando en 1993 a más de 10 metros. En los últimos diez años el agua, altamente salina, retrocedió significativamente, dejando expuesta gran parte del pueblo. Aun son visibles el trazado de las calles, las casas, el dique de contención y los comercios. 

Y con la bajada de las aguas se inició otra historia, generándose un importante interés turístico en la zona. Gran cantidad de personas que deseaban conocer las ruinas provocaron que desde el municipio se realicen trabajos para que el lugar pueda ser visitado de manera segura y sin riesgos para el visitante. Se ha limpiado el asfalto y juntado los escombros a los costados. Se han puesto carteles de los lugares más representativos de la villa antes de la inundación y se ha creado un acceso de tierra para poder llegar en auto. Se organizan safaris fotográficos, y el antiguo pueblo turístico es escenario de video clips, documentales. 

Además, una ley protege a las ruinas que fueron declaradas patrimonio provincial bonaerense en diciembre de 2014. Esta declaración incluye la colocación de plaquetas, señalización y la confección y difusión de publicaciones que contengan referencias históricas.

Muchos se acercan por una simple curiosidad, otros impactados por el paisaje. Algunos solían veranear en la época de esplendor de la villa y vuelven allí para entretejer sus recuerdos. Sus antiguos pobladores aún la recuerdan como lo que fue.

Y entre tanta soledad emerge el que se autodenomina “el único habitante de Epecuén”: Pablo Novak. Un hombre de más de ocho décadas que cuenta “me levanto a las 6, le pongo vodka con miel a la yerba, tomo unos mates y salgo a hacer mis cosas, que es disfrutar todo esto”. Muchos vecinos afirman que Pablo jamás vivió en Epecuén, él se encarga de afirmar lo contrario mediante sus recuerdos y anécdotas. Lo cierto es que el Turismo no necesita de verdades, basta con tener una leyenda para que algo se vuelva atractivo. Y Pablo está ahí, cuando los curiosos llegan, él los recibe.

Las imágenes de una ciudad reflotando atraen de diversas formas. Es innegable esta capacidad única de la actividad turística, de reencontrar el valor en lugares que creíamos que ya no lo tenían…

“La virtud de sacar belleza del caos” (como un Deja Vu).

Marcela Navarro, 
Licenciada en Turismo de la Universidad Nacional de Lanús, 
colaboradora voluntaria del Instituto de Turismo Sostenible para América Latina y el Caribe.



Fuentes: 
lanacion.com.ar
infobae.com
welcomeargentina.com
conocelaprovincia.com.ar
www.lanoticia1.com
villalagoepecuen.blogspot.com.ar

Imágenes:
nuevodigital.com
dsrmedios.com.ar
argentina4u.com
lanueva.com
i.ytimg.com

3 comentarios:

  1. Hola les dejo un breve documental que realicé de Epecuen el pasado 2 y 3 de abril de 2016

    https://www.youtube.com/watch?v=Be-EI1zuBvc

    ResponderEliminar
  2. Hola les dejo un breve documental que realicé de Epecuen el pasado 2 y 3 de abril de 2016

    https://www.youtube.com/watch?v=Be-EI1zuBvc

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