El tercer jueves de noviembre se conmemora el Día Internacional del Aire Puro.
El establecimiento de la efeméride fue realizada por la Organización Mundial de la Salud en 1977. La misma constituye un recordatorio contra la degradación ambiental, muy común en las grandes ciudades industrializadas, y de repercusiones nefastas para la vida del hombre y el buen estado de los ecosistemas.
Las muertes en el mundo por enfermedades respiratorias y cardiovasculares se han incrementado en un 10 por ciento por la alta contaminación atmosférica de las grandes ciudades, principalmente en las naciones desarrolladas.
Desde que las ciudades comenzaron a crecer, el hombre avanza sobre la naturaleza y el medio ambiente se deteriora. Respetar los recursos naturales es fundamental y uno de los más importantes es el aire que respiramos día a día y que cada vez es menos puro. Ya que la actividad humana introduce en el aire sustancias extrañas o aumenta a niveles peligrosos otras preexistentes, lo que provoca alteraciones en la atmósfera, causando grandes alteraciones que afectan seriamente la salud humana, la estabilidad del clima y el desarrollo de los ecosistemas.
La contaminación es un desequilibrio, como resultado de la adición de cualquier sustancia al medio ambiente, en una cantidad tal, que cause efectos adversos en el hombre, animales, vegetales o materiales expuestos a dosis que sobrepasen los niveles aceptables en la naturaleza.
En las ciudades la contaminación es causada por los automóviles, colectivos y todo tipo de vehículos que utilizan la combustión para funcionar, así como también por las industrias. La mayoría de los contaminantes son producidos por las acciones del hombre.
El aire es un bien común que compartimos todos, precisamente por este motivo tenemos que aprender a valorarlo. Tomar conciencia y hacer que nuestros gobernantes también asuman la importancia de realizar acciones tendientes a preservar el aire que respiramos.
Mientras tanto nosotros podemos hacer nuestro aporte. Algunas conductas concretas son: no fumar, trasladarnos en bicicleta o transporte público y reducir el uso del automóvil al mínimo necesario.
Solemos decir que los países industrializados tienen la culpa. Es fácil decirlo, pero lo cierto es que cada uno de nosotros contribuye a la contaminación ambiental, por lo que la tarea de mejorar empieza con pequeñas acciones de la vida cotidiana.
Fuentes:
www.ine.gov.ve
/www.uba.ar
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