Desarrollo Humano
Luego de esa primera revisión fuerte del concepto vinculada a procurar la sostenibilidad ambiental básicamente (ver entrada anterior), se da lugar a nuevos aportes. Así, se incorpora el concepto de desarrollo humano de la mano del PNUD que pone al hombre como protagonista y postula que el crecimiento económico no debe ser considerado un fin en sí mismo, sino un medio para lograr el desarrollo de las personas(1). De esta forma, comienza a introducirse el término de desarrollo humano sostenible, donde a las cuestiones vinculadas a la conservación de los recursos naturales se le agregan variables relativas a la igualdad de género, la educación, salud, distribución económica y social equitativa, entre otros.
Estos enfoques diversos del desarrollo denotan una clara correlación con interpretación actual de la pobreza. La nueva forma de entender al desarrollo nos indica que no es menor abordar el término “pobreza” de una forma más integral, y no sólo sesgado a términos económicos, que en fin nos llevarían a pensar que mientras haya crecimiento económico simultáneamente se reducirá la pobreza.
En verdad, como pudimos apreciar, la relación no es tan simple y sincrónica dado que la pobreza no implica únicamente carencia de ingresos, sino que abarca cuestiones vinculadas a necesidades básicas insatisfechas. Algunos ejemplos nos demuestran claramente que a pesar del aumento del PIB, el porcentaje de la población en situación de extrema pobreza no se ha reducido, tal es el caso de Sri Lanka donde la pobreza de ingresos aumentó en la década de los 90 a pesar del crecimiento económico(2).
Por lo expuesto, el crecimiento económico no puede dar solución por sí solo a la problemática de la pobreza, sino que debería ir acompañado de una equitativa distribución de la renta que tienda a disminuir la brecha entre ricos y pobres, así como también de una serie de políticas tendientes a facilitarles a las personas el acceso a la educación, salud y seguridad, a fin de alcanzar el desarrollo humano sostenible y en consecuencia, mejorar las condiciones de vida de las comunidades.
Sin duda, para ello es esencial que el foco de la atención esté en las necesidades mismas de las personas y no en lo que el mercado o la política económica nos impongan. Esta será la única forma de darles la posibilidad y las herramientas necesarias para que puedan vivir en condiciones dignas, siendo protagonistas de su propio desarrollo, y evitando así continuar relegados a vivir en condiciones de pobreza y marginalidad.
Para finalizar me gustaría destacar la definición de desarrollo que nos brinda Amartya Sen como “un proceso de vida que permite contar con las alternativas u opciones de selección para las personas”. Esta definición, manifiesta la necesidad de garantizar a las personas el acceso a los recursos necesarios para que sean capaces de elegir cómo vivir sus propias vidas en lugar de “vivir como les toca vivir” por no tener oportunidades concretas de desarrollo.
(1)La cooperación al desarrollo: surgimiento y evolución histórica. 1ª ed. — Vitoria-Gasteiz: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2000. Koldo Unceta, Pilar Yoldi.
(2)Informe sobre Desarrollo Humano 2003. PNUD
Silvina Miguenz,
Licenciada en Turismo.
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