Se calculan en 40 000 los cartoneros que cada día recorren las calles de Buenos Aires y áreas suburbanas.
Después de la crisis del 2001, el precio de las materias primas subió por la caída de las importaciones y la devaluación. Así se desarrolló el fenómeno cartonero.
Tres cuartas partes de los cartoneros son trabajadores que después de un largo período de búsqueda de empleo empezaron a recorrer la ciudad buscando el ahora precioso cartón.
Si bien de esta forma se volvieron trabajadores independientes los cartoneros no se quedaron ahí, se organizaron en cooperativas, con la ayuda del capital social y cultural de haber sido antiguos trabajadores.
Trabajan en familia, padres e hijos, hombro a hombro.
Una nueva vida para el cartón
Al final de un día de trabajo, sus carros poseen un 5% del total de la basura que revolvieron. Y en la calle la basura es revuelta hasta 6 veces por distintos cartoneros antes de ser recolectada por el camión municipal.
Es así que los cartoneros no solamente recogen cartones sino también vidrio y plástico. Deben considerar qué material es más rentable para recoger a fin de optimizar el lugar disponible en el carro.
Tienen también clientes que les dan directamente las materias primas, así ellos no necesitan revolver la basura de la calle.
Después de haber sido recolectados por los cartoneros, las materias primas son vendidas en depósitos.
Su trabajo es hacer el acopio y una primera preparación de las materias antes de repartirlas en los depósitos especializados, en los cuales se finaliza el proceso para su posterior consumo por la industria.
Así llegan las materias primas al último eslabón de la cadena de reciclaje, las industrias. Desde empresas pequeñas hasta transnacionales utilizan estos recortes.
Los recortes viven una nueva vida, transformados en papel higiénico, papel para envolver, cajas varias, botellas…
Los cartoneros contribuyen al desarrollo del papel reciclado, proveyendo materia prima en abundancia. Así son, por supuesto, grandes actores económicos de la industria papelera y del desarrollo sostenible.
Un ejemplo hecho con cartón y corazón
Existe también otra vida para el fruto del trabajo cartonero, la que le da la cooperativa Eloisa Cartonera.
Esta cooperativa nació el primavera de 2003 y es un otro ejemplo de una iniciativa de la gente para organizarse después de la crisis y tener un medio para vivir.
Compran los cartones especialmente seleccionados para hacer libros, los cortan, pintan y pegan para confeccionar libros que imprimen con su propia máquina.
Editan novelas, poesía y libros para niños de autores sudamericanos. Ya llevan más de 100 títulos editados.
Aprendieron todo de cero del trabajo editorial, mezclando la ayuda a los cartoneros, el reciclaje y el arte.
Marion Verroneau
No hay comentarios:
Publicar un comentario