domingo, 22 de julio de 2012

Ciudad sostenible: Copenhague

Copenhague se ha planteado una meta ambiciosa para el año 2015: convertirse en la ciudad con el mejor medio ambiente urbano del mundo. Se quiere lograr la reducción de un 20% en las emisiones de CO2 para 2015 respecto a 2005 y que la ciudad se convierta en la primera capital neutra respecto del carbono en 2025. Este gran proyecto muestra las posibilidades de avanzar en el terreno de la sostenibilidad en una ciudad relativamente grande en un país avanzado y de elevada conciencia ambiental y a la vez pone de manifiesto en su desarrollo los obstáculos que aparecen en la consecución de los objetivos.



Al tener que enfrentarse a un mayor índice de precipitaciones, al aumento del nivel del mar y a un centro urbano más templado, Copenhague ha desarrollado su propio plan de adaptación climática como parte de su Plan Climático general.

El plan contiene seis objetivos climáticos en los ámbitos de energía, transporte, edificación, desarrollo urbano, comportamiento y adaptación. Propone 50 iniciativas específicas para que la capital pueda alcanzar su objetivo de 2015.

Copenhague ya ha reducido su impacto medioambiental al recortar las emisiones de CO2 en más de un 20% durante los últimos 10 años, y al garantizar que el 30% de su suministro energético procede de fuentes neutrales en carbono. Aunque estos esfuerzos van dirigidos de algún modo a mitigar el cambio climático, Copenhague debe adaptarse todavía a los inevitables cambios que se producirán en el futuro en las condiciones atmosféricas.

Se espera que el índice de precipitaciones aumente en Copenhague en un 30% o 40% en 2100, y el nivel del agua alrededor de la ciudad aumentará muy posiblemente de 33 a 61 cm durante los próximos diez años. El plan de adaptación climática ha sido desarrollado para garantizar la puesta en marcha de medidas de adaptación de la manera más rentable.

Los sistemas de alcantarillado se mejorarán considerablemente para que puedan hacer frente a un mayor índice de precipitaciones. Para ello, se empleará un amplio abanico de herramientas dirigidas a lograr una mejor gestión del agua de lluvia, tales como reservas de agua de lluvia y de aguas residuales, y sistemas de alcantarillado urbano sostenibles. También se tratarán las aguas contaminadas de escorrentía procedentes de las carreteras de la ciudad,

Por otra parte, el número de zonas verdes —incluidos los mini-parques, los tejados verdes y los muros verdes— aumentará para disminuir la escorrentía del agua de lluvia. Los tejados verdes no solo recogen el 60% del agua de lluvia, sino que mejoran la calidad del aire, la vegetación y el hábitat de la fauna, al tiempo que reducen los efectos de «islas térmicas» urbanas.

Se fomentará el uso de alternativas al aire acondicionado en edificios urbanos. Entre los sustitutos efectivos se podrían mencionar los parasoles y unos mejores sistemas de ventilación y aislamiento. Por último, se tomarán medidas para aumentar las defensas ante inundaciones frente al aumento del nivel del mar.


Mathieu

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