domingo, 22 de julio de 2012

Cambio Climático y Huella de Carbono en Argentina - Parte 2

LA HUELLA DE CARBONO
Una huella de carbono es “la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto” (UK Carbon Trust 2008).

La huella de carbono de un argentino asumiendo un “consumo promedio” es de 5,71 ton CO2 al año, una cantidad inferior a las emisiones generadas por habitantes de países desarrollados.

La actividad que mayores emisiones genera es el uso del transporte.

Según el documento “El cambio climático en la Argentina” de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable las emisiones del argentino promedio se dividen de la siguiente manera:


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Vale la pena destacar la fuente de información, ya que se trata de un excelente trabajo de investigación, que cuenta con la colaboración de prestigiosos profesionales y académicos argentinos nos permite visualizar distintas realidades tales como la huella de carbono individual, como para situarnos en el contexto internacional.

Hasta aquí vemos mucha claridad para plantear el problema y cuantificarlo. Pero, cuales son las vías posibles para reducir esas emisiones y que hacemos realmente?


ACCIONES DE MITIGACIÓN
Leemos en el documento ya citado: el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático define la mitigación como “una intervención antropogénica para reducir la emisión de gases con efecto invernadero, o bien aumentar sus sumideros”.

El documento nos plantea tres políticas de mitigación:
  • Desarrollo de normativas, como las Leyes Nº 26.093, 26.331 y 25.080 vinculadas,respectivamente, con la promoción de los biocombustibles, la protección de los bosques nativos y la promoción de las forestaciones.

  • Programas y proyectos: vinculado con acciones del sector público o privado que fomenten una producción más limpia.

  • Respuesta individual, a partir de la toma de conciencia de los ciudadanos y su consumo responsable para minimizar su huella de carbono.

CUENTAS PENDIENTES
Si estas son las políticas de mitigación debemos tratar de encontrar los caminos para profundizarlas.

La mejora de las normativas marco y el estímulo a la producción limpia deberían ser más que un mero discurso políticamente correcto, teniendo en cuenta que además, las leyes tomadas como ejemplos son, como en el caso de los biocombustibles, polémicas desde el punto de vista ambiental, social y económico, más allá de su aporte a la reducción de emisiones. Respecto de políticas y programas, sería interesante promover la implementación de proyectos del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto, que nos permitan reducir la brecha con países de la región que por distintas razones que sería interesante desentrañar, han sido muy eficaces a la hora de generar ese tipo de proyectos y lograr una importante transferencia de recursos por el pago de Certificados de Reducción de Emisiones (CER´s), como en los casos de Brasil y Chile.

Y por último un párrafo final para la reducción de la huella de carbono individual. Se hace imprescindible llevar adelante campañas masivas que puedan transmitir con claridad y sin excesivo dramatismo los alcances del cambio climático y las prácticas responsables que pueden llevarse adelante para reducir el impacto de nuestra forma de vida.

Es todavía demasiado temprano para pensar en modelos de mitigación voluntaria de emisiones de gases de efecto invernadero, aunque creo que esta tendencia de los países desarrollados llegará también al nuestro en
los próximos años, así como la certificación de neutralidad de carbono en la producción de bienes y servicios.

Hay deudas pendientes, sin duda, pero no parece que estas no puedan ser atendidas en el corto plazo, si somos capaces de tomar las decisiones políticas necesarias desde todos los sectores que tienen capacidad de acción y pensamiento en nuestro país.

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